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DE LA CANAL RECIBE A LOS AUTORES DE «HAY BAILE EN EL GALLO»

Este sábado 16 de julio a las 16.00hs De La Canal recibe a los autores de «Hay baile en el gallo”.

Para poder contar acerca dela vida de estos nuevos pobladores, Susana y Guillermo hicieron entrevistas que nos llevaron a casas de piso de tierra y cocina a leña, donde cerca pastaban ovejas y había corrales con gallinas. Y con sus relatos pudimos ver los cambios, no solo del paraje, de Tandil y su campo, su área rural.

Comenzaron haciendo el  tambo en un corral embarrado con un banquito atado a la cintura, y hoy lo hacen con tambos mecánicos.

Trabajaron la tierra con tractor a uña, que tenían que cuidar de la helada tapándolo con bolsas, hoy hacen siembra directa y otros vuelven a la agroecología.

Además de arrendatarios, patrones y peones, había reseros, cosecheros, esquiladores, vendedores y crotos, ahora hay fumigadores y las compras se hacen en la ciudad.

La escuela no tenía comedor ni portera, limpiaban las maestras y los alumnos con sus madres, tampoco había trasporte …..iban..

“A caballo, y no representaba un sacrificio era casi la parte de un juego. A medida que avanzábamos en el camino se iban sumando compañeros desde las distintas tranqueras y formábamos una pequeña tropa por la calle de tierra mezclando risas y polvo”

Mejoraron los servicios, llegó CRETAL y extendió la luz eléctrica, y el celular, que al principio, solo tenían los patrones.

La ropa no se cambiaba con la moda, solo cuando se rompía o quedaba chica, se cosía y tejía en casa. Las mujeres usaban pollera, sobre todo para ir a la escuela

En la escuela había solo una estufa a kerosén.  Todos recuerdan el frio intenso y los sabañones. “pasábamos mucho frio, unas heladas que no alcanzaban a levantar y tampoco teníamos el calzado ni las camperas que se usan ahora, era todo lana. 

La situación era peor para las chicas que debían ir de pollera.

“Nos abrigábamos mucho porque el frío era intenso, las nenas teníamos que ir con pantalón y pollera arriba, cuando entrábamos a la escuela nos quedábamos solo con la pollera, no podíamos usar pantalón. 

Las maestras también tenían sus inconvenientes

Una vez nos llevaron por el otro camino, habíamos ido por la 226 y después por la 74, nos dejaron cerca del destacamento policial, que estaba cerca de la casa de Tolosa. No teníamos con que ir, entonces los chicos del policía, los dos iban a caballo, así que una arriba de uno y la otra del otro…  Sabes lo que era… ¿Iban de pollera? Ese día no me acuerdo, pero sí de pollera, con un alumno, agarrado. Yo, un miedo bárbaro, los chicos se mataban de risa, pero yo…”

Mejoró la comunicación: algunos venían cada semana o quince días a la ciudad, hoy el camino asfaltado tiene luz y semáforos.

Pero en estos años, no solo sembraron, cosecharon, criaron animales, ordeñaron, se hicieron dueños, vendieron.

En esos menesteres, educaron hijos, construyeron vínculos, lloraron, se rieron, crecieron, se encontraron …. Y fueron al Baile en el Boliche El Gallo.





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